
Declaracíon Doctrinal
Con respecto a La Biblia
Creemos que Las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento son originales y, verbal y plenariamente, inspiradas por Dios. Dios, quien es la Verdad, comunicó su Palabra a través de hombres controlados por el Espíritu Santo, a fin de que Las Escrituras fueran sin errores y, por lo tanto, son autoridad en todo lo que enseñan y en todos los asuntos que abarcan.
Creemos que La Biblia es la revelación suprema de la voluntad de Dios para el hombre y que constituye la única guía infalible para la Fe y la Vida: Mateo 5:18, Marcos 12:36, Juan 10:34-35, Hechos 1:16, Romanos 3:1-4, Gálatas 3:16, 2°Timoteo 3:16, Hebreos 4:12, 2°Pedro 1:19-21, Apocalipsis 22:18-19.
Con respecto a Dios
Creemos en un Dios, el creador del Cielo y de la Tierra, y que en la unidad de la Divinidad hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, iguales en poder y gloria y ejecutando oficios distintos y armoniosos en la gran obra de la Redención: Génesis 1:1, Éxodo 20:2-3, Deuteronomio 4:35/6:4/32:39, Salmos 2:7-9, Isaías 45:14, Mateo 3:16/ 28:19-20, Juan 1:1-3/ 5:36-40, Romanos 1:1-6, 1°Corintios 8:6, Efesios 1:3-10 / 4:3-6.
Con respecto al Señor Jesucristo
Creemos que el Señor Jesucristo, el eterno Hijo de Dios, fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Su nacimiento fue único entre los hombres. Él es verdaderamente Dios, siendo “Dios manifestado en carne”.
Él vivió una vida absolutamente sin pecado y en su muerte hizo una expiación completa y vicaria por los nuestros, muriendo no como mártir, sino como un sustituto voluntario en lugar del pecador. Resucitó de los muertos al tercer día y ascendió corporalmente al cielo. Viene otra vez para arrebatar a sus santos y para establecer el Trono de David y su Reino. Este arrebatamiento es inminente; será personal, pretribulacional y premilenario: Isaías 7:14, Mateo 1:18-25 /28:64:6, Juan 1:1/14:3, Hechos 15:16, 1°Tesalonicenses 4:16, 2°Tesalonicenses 2:6-8, 1°Pedro 2:22.
Con respecto al Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo es una Persona divina poseedora de todos los atributos de la personalidad y deidad. Es igual al Padre y al Hijo, y es de la misma naturaleza. Su relación con el mundo incrédulo es que lo convence de pecado, de justicia y de juicio; es el agente del nuevo nacimiento, y su obra entre los creyentes es morar en ellos, sellarles, llenarles, guiarles y enseñarles los caminos de la Justicia.
Creemos que hay una distinción en el ministerio del Espíritu Santo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Que hay una obra nueva y única del Espíritu Santo en relación al Cuerpo de Cristo, que dota a los creyentes con dones para servicio en el momento de la conversión, que la Biblia desaprueba la autenticidad de los dones de señales como: profecía, hablar en lenguas, interpretar lenguas, realizar milagros y sanidades en nuestros tiempos. Sin lugar a dudas hoy Dios hace milagros, pero en respuesta a la oración. En la actualidad no hay personas con don de milagros.
No estamos de acuerdo con el movimiento carismático, tanto por su orientación experiencial como por su práctica ecuménica. Juan 7:39/14:16-17 y 26, Hechos 1:5, Romanos 12:3-8, 1°Corintios 12:13, Efesios 1:1/4:7-11, Hebreos 9:14.
Con respecto al Hombre
Creemos que Las Escrituras enseñan que el Hombre fue creado por un acto directo de Dios y no es evolución de una forma de vida anteriormente existente. Que por acción voluntaria él cayó de su estado de inocencia y como consecuencia ahora todos los hombres son pecadores por naturaleza y por voluntad, bajo la condenación justa del castigo eterno, sin defensa ni excusa, y una existencia separada de Dios. Génesis 1:27, Isaías 53:6, Romanos 3:23/5:12-19.
Con respecto a la Salvación
Creemos que la Salvación es por gracia, que es don de Dios, sin mérito, virtud o labor del hombre, sino recibida únicamente por medio de la Fe personal en el Señor Jesucristo. En Cristo, todo verdadero creyente tiene como posesión el don de la vida eterna, la justificación perfecta, la adopción en la Familia de Dios, la seguridad de ser libre de toda condenación y de poseer todo lo necesario para vivir una vida espiritual de piedad.
Creemos que la Salvación se efectúa en el Espíritu de Misericordia y la garantía de Dios de nunca perecer. La Salvación abarca el espíritu, cuerpo y alma del hombre. Efesios 2:8-9, Tito 3:5, Juan 1:12/3:14/10:28-29, Romanos 8:1, Filipenses 1:6, 1°Tesalonicenses 5:23, Juan 3:16, 1°Timoteo 2:4, 1°Pedro 3:9, Romanos 8:28-29, Hebreos 10:34, Apocalipsis 22:17.
Con respecto a la Iglesia
Las Escrituras enseñan que la Iglesia de Jesucristo, distinta de Israel en el Antiguo Testamento, fue instituida en el Día de Pentecostés y tiene que ser considerada en dos aspectos: La Iglesia Local y La Iglesia que es “Su Cuerpo”
a) La Iglesia Local. Es una congregación de creyentes bautizados asociados por un convenio en la Fe y la Comunión del Evangelio, que observa las ordenanzas de Cristo y es gobernada por sus leyes, y que ejercita los dones, derechos y privilegios investidos en ellos por Su Palabra.
Sus Oficiales Bíblicos son:
– Pastores, también llamados Obispos o Ancianos, cuya labor es claramente limitada a varones. Dios les asignó el derecho de ser cabeza y ejercer autoridad.
– Diáconos, cuyos requisitos, derechos y deberes son definidos en las Epístolas de Timoteo y Tito.
b) La Iglesia que es “Su Cuerpo”. Es el conjunto universal de creyentes que pasan a formar la Iglesia de Dios, siendo el “Cuerpo”, en donde cada hermano es un miembro de ese cuerpo y tiene su función importante y específica.
Con respecto al Bautismo y La Santa Cena
Las Escrituras enseñan que el Bautismo Cristiano es la inmersión del creyente en agua una sola vez en su vida y que se realiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En este acto solemne y hermoso, el creyente demuestra su identificación con Cristo, ilustrando la muerte al pecado del bautizado y su resurrección a una Nueva Vida. Es el requisito previo a la membresía y los privilegios de la Iglesia local.
Creemos que la Santa Cena es la conmemoración de la muerte de Cristo hasta que Él venga. Debe ser precedida por un autoexamen genuino y solemne. El privilegio de participar en este acto es sólo para creyentes bautizados.
Las Ordenanzas del Bautismo y la Santa Cena deben ser administradas por la Iglesia local. Hechos 8:36-39, Romanos 8:3-5, 1°Corintios 11:23-28.
Con respecto al Estado Eterno
Las Escrituras enseñan la resurrección corporal del justo y del injusto. Todos aquellos que son justificados por Fe en el nombre del Señor Jesucristo, pasarán inmediatamente y por la eternidad a gozar el pleno deleite de la presencia de Dios. Aquellos que por incredulidad e impenitencia rehúsan aceptar la oferta de misericordia de parte de Dios, pasarán la eternidad en juicio permanente. Salmos 16:11, Mateo 25:46, Juan 5:28-29/14:2, Apocalipsis 20:14-15/21:4.
Con respecto a Satanás
Las Escrituras enseñan que el diablo existe, que es “el dios de este siglo” y “el príncipe de la potestad del aire”, que es lleno de toda asechanza, que busca continuamente frustrar los propósitos de Dios y engañar a los hombres. Satanás fue derrotado por Cristo en la cruz y condenado a juicio eterno. 2°Corintios 4:4/11:13-15, Efesios 2:2, Hebreos 2:14, Apocalipsis 12:9.
Con respecto a la Separación Personal
Las Escrituras enseñan que el creyente debe estar separado del mundo para Dios y, con la ayuda del Espíritu Santo, andar en amor cristiano y santidad, exhibiendo las cualidades de honestidad, integridad, perdón y bondad. Creemos además que cualquier logro en la práctica de estas cualidades será manifestado con una humildad sincera y un celo genuino por el avance de la Causa de Cristo. También creemos que Las Escrituras exhortan a todos los creyentes a no amar al mundo y sus cosas, sino más bien a huir de los malos deseos, evitando toda clase de pecado y absteniéndose de toda práctica dudosa que destruya su testimonio, ofenda a su hermano y no glorifique a Dios. Proverbios 15:33, Romanos 14:19-21, 1°Corintios 6:18-20/8:9-13/10:23-33, 1°Pedro 5:5-6, Gálatas 5:22-25, Efesios 4:32/5:1-2/5:7-10/5:15-20, Filipenses 4:8, 1°Tesalonicenses 4:7.
Con respecto a la Separación Eclesiástica
Las Escrituras enseñan que el creyente debe estar separado de la apostasía u organización que comprometa la Doctrina Bíblica. Esta doctrina se basa sobre el eterno principio de la división entre la verdad y el error y su mandato específico de estar separado de incrédulos y hermanos desobedientes. Esta verdad debe ser practicada con actitud de consagración a Dios, humildad, compasión y además convicción, y así crear la condición y el ambiente propicio para lograr el objetivo principal: La Salvación de los perdidos a través el Evangelio de Jesucristo.
Creemos que el evangelismo ecuménico, que involucra a los apóstatas, viola los principios enseñados en la Palabra de Dios. Mateo 10:34-39/18:15, Romanos 16:17, 1°Corintios 5:7-13, 2°de Corintios 6:14/11:4, Gálatas 1:8-9, 1°Timoteo 6:3-6, 2°Timoteo 2:16-18, 2°Juan 9-11.